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«La educación creadora de valor como mecanismo para la abolición nuclear» | Ponencia jóvenes del CIDIEP [1]

    Valeria De Assis [2]

    Muy buenas tardes, muchas gracias a todos los que se hicieron presentes en el día de hoy, gracias a los invitados y al CIDIEP por la oportunidad. Hoy me gustaría empezar presentando la imagen de una obra de la artista argentina Liliana Porter:

    (Untitled, The New York Times, Sunday, September 13, 1970, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Colección Butinof, 2025)

    En 1970, viviendo en Nueva York como mujer latinoamericana migrante, Porter crea esta obra, a partir de la serigrafía de una foto del asesinato de una mujer vietnamita, que había aparecido en el periódico The New York Times. Debajo escribió: “Esta mujer es norvietnamita, sudafricana, puertorriqueña, colombiana, negra, argentina, mi madre, mi hermana, tú , yo”.

    Esta obra nos sugiere uno de los aspectos que atraviesa fundamentalmente esta investigación: la dimensión universal de la humanidad.

    En los últimos 80 años, hemos observado el movimiento de diferentes países en la carrera armamentista nuclear. Si bien la tecnología y el conocimiento han avanzado, todavía el uso de armamento bélico radioactivo expresa el riesgo de una catástrofe humanitaria. Esta investigación se centra en el análisis de diversas perspectivas sobre la educación y su papel fundamental en la promoción de una cultura de paz, con especial énfasis en el desarme nuclear.

    Para ello nos propondremos abordar los aportes del enfoque de la educación creadora de valor desarrollada por los educadores Tsunesaburo Makiguchi, Josei Toda y Daisaku Ikeda, como mecanismo para crear conciencia sobre la naturaleza inhumana de las armas nucleares y la amenaza que estas representan para la vida en sus diferentes manifestaciones.

    La educación, además de constituir un medio privilegiado para el desarrollo integral del ser humano en sus dimensiones cognitiva, comunicativa, artística y cultural, se erige como un agente dinamizador de acciones orientadas a fortalecer la protección de la vida en toda su universalidad y diversidad, al tiempo que sustenta con fundamento ético y político la necesidad de abolir las armas nucleares como condición indispensable para la seguridad tanto local como global.

    Para comenzar vamos a partir del concepto de educación para la paz, que surgió en la primera mitad del siglo XX y cobró significativo desarrollo a partir de la creación de la UNESCO (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 1945 por parte de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). De acuerdo a dicha institución, la educación desempeña un papel crucial en la promoción de la cultura de paz, porque es una herramienta que ayuda a formar ciudadanos conscientes de sus derechos y responsabilidades, capaces de resolver conflictos de manera pacífica y de promover la convivencia armoniosa. [3]

    A este respecto, podemos citar un importante documento, que tuvo primera versión en 1974, donde sitúa la educación como motor principal de la paz, conocido como el “único instrumento normativo mundial que establece cómo debe utilizarse la educación para lograr una paz duradera y fomentar el desarrollo humano”, nombrado “Recomendación sobre Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible”.

    Esta obra visionaria, que reunió la aprobación de los 194 estados miembros de la ONU en su versión actualizada en el 2023, propone una nueva comprensión revolucionaria de la paz: “La paz en el siglo XXI no es sólo la ausencia de violencia y de conflictos. Es también un proceso positivo, participativo y dinámico que alimenta nuestra capacidad para valorar la dignidad humana y cuidar de nosotros mismos, de los demás y del planeta que compartimos.” [4]

    A partir de ello nos interesa indagar: ¿Cómo reorientar nuestra manera de pensar, hablar y actuar en defensa de una vivencia pacífica y armoniosa entre las naciones del mundo? Si educar para la paz significa propiciar al ser humano herramientas para una lectura crítica de la realidad, para garantizar la defensa y la promoción de los derechos humanos, ¿Cómo crear y sostener acciones que protejan integralmente el derecho a la vida?

    Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), filósofo japonés, escritor y educador vanguardista, tenía como preocupación central la reforma del sistema educativo que desalentaba la capacidad creativa de los estudiantes. Para abordar dicha problemática impulsó una reforma educativa partiendo del concepto de creación de valor, entendiendo como la capacidad de hallar sentido a cualquier circunstancia, de mejorar la propia existencia y contribuir al bienestar de los demás. En relación a este concepto, Makiguchi propuso introducir en la enseñanza enfoques más humanísticos y centrados en el bienestar del ser humano. Exhortó a los maestros a ser agudos observadores de las realidades del día a día del aula. En su opinión, cualquier teoría efectiva de la educación tendría que ser «construida» de la evidencia cuidadosamente registrada por la práctica real. Tenía la idea de que la educación debe ser entendida como un proceso de socialización, para el desarrollo de los niños con las cualidades y capacidades necesarias para vivir como miembros activos de sus respectivas sociedades.

    El primer elemento que queremos destacar de esta perspectiva es la noción de valor. Makiguchi explicaba el valor no en un sentido estrictamente económico, sino como la conducta cognitiva y sensorial indisociada de la realidad, que funciona como parámetro afectivo que se establece entre el sujeto y el objeto, y debe responder a la exigencia inagotable de la vida. De este modo, la educación no se limita a la mera transmisión de conocimiento, más bien es encauzada para el desarrollo del potencial humano con el fin de vivir una vida creativa que responda a diferentes situaciones, como la resolución pacífica de conflictos, anhelando el establecimiento de relaciones imbuidas de un profundo respeto a la dignidad suprema de la vida. Desde su perspectiva, la condición más grande del individuo es la de ser educado, de aprender a ser humano. Y dicho aprendizaje tiene que estar enfocado en la creación de valores para la vida. Valores que hacen referencia no solo a las condiciones más elementales, como alimentarse, abrigarse y reproducirse, sino también a aquellas como la de hacer poesía, producir una obra de arte, o inspirar y alentar a otros seres humanos. [5]

    En su obra leemos: “La auténtica educación no se produce por casualidad. La enseñanza consciente engendra una conducta deliberadamente racional. Alienta una vida que no sólo infunde valor a unos pocos individuos en cierto lugar y momento dado, sino que también busca reconocer leyes universales de valor para todos. (…) La educación como forma de orientación aplicada a la vida real, debe emplearse siempre para llevar a los alumnos a crear valor en su propia experiencia cotidiana”. [6]

     A partir de este proceso de aprendizaje, el individuo puede crecer, desarrollarse y aportar a la construcción de conocimiento colectivo. Al mismo tiempo, se expande la noción de pertenencia de los individuos a su entorno, porque dicho proceso implica incorporar algún elemento nuevo obtenido a través de la experiencia, que desempeña una función crucial en la vida cotidiana.

    El segundo aspecto que queremos destacar de Makiguchi es el foco que pone en la comunidad, la importancia de construir el proceso educativo en contacto con el mundo que nos rodea. En sus escritos leemos: “La verdadera felicidad no se consigue sólo sobre la base de nuestros propios términos. No vivimos solos. Directa o indirectamente, el ambiente social es una sujeción para el individuo (…) Uno debería tener en cuenta que el bien de uno, para poder perdurar, más que estar centrado en la satisfacción egoísta implica la existencia contributiva y cooperativa en el seno de una sociedad (…) la dicha genuina sólo existe compartiendo los éxitos y las dificultades de las demás personas y de la comunidad. Por eso es esencial que todo concepto sobre la felicidad incluya el compromiso de una total consagración a la vida en sociedad”. [7]

    Esta perspectiva de la interrelación con nuestro entorno y la comunidad tiene una enorme consonancia con lo que se conoce como “pensamiento amerindio”.

    A fin de poner a prueba la idea de la interdependencia cultural y romper con nuestras fronteras, proponemos el análisis de obra del artista indígena de la Amazonia brasileña Jaider Esbell (1979- 2021):

    (Jaider Esbell. Sin título Año: 2021 Técnica: Acrílico sobre tela Dimensiones: 121,5 x 241 x 2,7cm. Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires)

    Parte de la producción de Esbell está basada en las ideas de Davi Kopenawa desarrolladas en el libro “La caída del cielo: palabras de un chamán yanomami, (2010)”, donde se analiza el rol que ocupa el chamán en las comunidades indígenas, enfatizando su papel como importante mediador entre la naturaleza y el ser humano.

    En la obra vemos en el ángulo inferior izquierdo al chamán, quien por intermedio de las plantas y las semillas sagradas puede ver incluso en la oscuridad, la energía cósmica de la vida, presente en todo lo que existe. Tales aspectos son representados por las siluetas dibujadas por líneas de tinta acrílica simbolizando el espíritu de los seres retratados.

    Esbell pintó el fondo del lienzo de negro porque, para los artistas indígenas contemporáneos, este color representa el universo que es infinito y fuente de todo lo que existe. Para la cultura del pueblo del artista, los Makuxis, los animales en cuestión representaban los tributos de valentía, coraje, supervivencia y abundancia, conectados a la forma de una silueta femenina de cabellos trenzados que comparte con todos un mismo ADN. La interdependencia simbiótica que entrelaza el ser humano a la naturaleza y al universo es el principal tema de esta obra, y la lucha por la defensa y protección de la vida, otro aspecto relevante.

    Esto nos evoca el pensamiento de Makiguchi, quien en su libro “Geografía de la vida humana”, crítica el desarrollo científico y tecnológico que impide a las personas observar la vida, el ritmo y las señales de la naturaleza. Remarca que la dependencia cuasi total de instrumentos y accesorios tecnológicos sustituye la experiencia sensible, la lectura corpórea entrelazada a un campo de sentido pegado a la naturaleza. Agrega que es necesario estar atento a la vida, observar, percibir ritmos y mudanzas, pues en la fina sintonía de la dinámica de la naturaleza, por medio de la experiencia que los valores humanos son creados y los más elevados sentimientos son cultivados. [8] Dado que la cultura de los pueblos del mundo expresa la rica diversidad que surge del potencial humano, el contacto con otras cosmovisiones nos permite expandir el entendimiento sobre la vida y crear estrategias para protegerla: “Las más grandes perspectivas, entendimientos y principios del universo son revelados en cada minúscula villa o aldea. El mundo natural puede inspirarnos, nutrir nuestra sabiduría. Esta inmediata y directa experiencia disponible a nosotros a través del ambiente natural y social de nuestra tierra puede alimentar la compasión y la solidaridad”. [9]

    A modo de síntesis podemos decir que esta perspectiva plantea una educación que transmita una ética humanista de compasión y respeto tanto por el planeta como por todos los seres que lo habitan. Este paradigma nos ayuda a enfrentar los problemas actuales respecto a una forma de ver y estar en el mundo y de comprender la vida donde la misma acontece. La necesidad de formar un sujeto comprometido con el entorno social posibilita la construcción de conocimiento que se procesa en la dinámica del sujeto que se reconoce y conoce el mundo. La importancia de la comunidad local va más allá de la nación, pues nos posibilita reconocer el vínculo más profundo y verdadero con los otros seres humanos y también romper con sus fronteras, a fin de comprender las relaciones de interdependencia cultural que nos atraviesan. El conocimiento se construye así en la materialidad de la vida. [10]

    Llegados a este punto, no podemos soslayar que el problema de las armas nucleares, en tanto constituyen una amenaza para la vida en la tierra, no es una cuestión privativa de un solo país o territorio. Las armas parten de la división, de la negación absoluta del otro, del rechazo de su condición humana. Por eso, una educación para la paz, que nos haga volver a tomar conciencia de la trama de vínculos indisolubles, que nos ligan unos con otros, y con la naturaleza, es la clave para luchar contra el flagelo de las armas nucleares.

    En su disertación “El desafío de formar ciudadanos del mundo”, pronunciada en la Universidad de Columbia en Estados Unidos en 1996, [11] el Dr. Daisaku Ikeda remarca que la labor esencial de toda actividad educativa yace en contrarrestar la falta de creencia en el individuo, pues permite el ejercicio de su humanidad, a fin de hallar significado y sentido en la construcción de un entorno de bienestar social, para uno y para los demás. Y enfatiza que a través del privilegio singularmente humano de la educación, es posible asumir con convicción la labor de defender, proteger y desarrollar el potencial que guarda la vida de cada persona para luchar contra las fuerzas opresoras que la niegan. Es imperativo escribir una renovada historia de la educación para hacer florecer la sublime condición humana de vivir una existencia libre del miedo y de toda forma de opresión.

    Por lo tanto, remarca que es necesario una educación para los derechos humanos, que cree conciencia sobre la igualdad y la dignidad insoslayable de la vida, así como una educación para la paz, que enseñe a los jóvenes la barbarie y la irracionalidad de la guerra, para arraigar la práctica de la no violencia en la sociedad.

    Quisiéramos concluir el texto de esta ponencia compartiendo un fragmento del llamamiento a los jóvenes del mundo del Dr. Daisaku Ikeda y el Dr. Adolfo Pérez Esquivel del año de 2018: “El devenir del género humano depende del presente, de los jóvenes que tengan el coraje de enfrentar la realidad, sin dejarse doblegar ante la adversidad. Confiamos en que los jóvenes asumirán la búsqueda de soluciones, solidarizándose desde su lugar de pertenencia, identidad cultural y espiritual, generando todo un oleaje de acción dinámica y colectiva. Hacemos este llamado a los jóvenes para que asuman con responsabilidad el camino de la vida junto a sus pueblos.” [12]

    ¡Muchísimas gracias!

    Citas

    1 Texto de la ponencia expuesta en el simposio “Para que nunca lo olvidemos”, conmemorando el 80° Aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, realizado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA el 9 de agosto de 2025.

    2 Licenciada en Letras, Artes y Mediación Cultural por la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana, becaria del Ministerio de Educación de Argentina para  la Maestría en Historia del Arte Latinoamericano y Argentino en la Universidad Nacional de San Martín

    3 Véase: https://www.centro-unesco.org/cultura-de-paz.php.

    4 Recomendación sobre la Educación para la Paz y los Derechos Humanos, la Comprensión Internacional, la Cooperación, las Libertades Fundamentales, la Ciudadanía Mundial y el Desarrollo Sostenible, UNESCO, Parìs, 20/11/23.

    5 Makiguchi, T., Educación para una vida creativa: Ideas y propuestas de Tsunesaburo Makiguchi. (D. M. Bethel, Trad.). Editorial UFLO, 1999.

    6 Ib. 

    7 Ib.

    8 Voss, Rita Ribeiro. A pedagogía da felicidade de Makiguti. – Papirus, Coleção Papirus Educação, 2013, pp. 66-67.

    9 Ib., pp. 67-68.

    10 Makiguchi, T., Educación para una vida creativa: Ideas y propuestas de Tsunesaburo Makiguchi. (D. M. Bethel, Trad.). Editorial UFLO, 1999, pp.55-57.

    11 Ikeda, Daisaku: El nuevo humanismo, España, IEDDAI-Instituto Ikeda / Ediciones Civilización Global, 2020, págs. 63 – 74. Disertación pronunciada en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos, el 13 de junio de 1996

    12 Disponible en: https://www.daisakuikeda.org/es/sub/resources/works/lect/20180605-esquivel-ikeda-jt-appeal.html

    Bibliografía:

    • Décima Conferencia de las Partes de 2020 encargada del examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares celebrada del 1 al 26 de agosto de 2022.
    • Ikeda, Daisaku. El desafío de formar ciudadanos del mundo. Disertación pronunciada en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos, el 13 de junio de 1996. El nuevo humanismo, España, IEDDAI-Instituto Ikeda / Ediciones Civilización Global, 2020. pp. 63-74.
    • Ikeda, Daisaku. El desafío de un fortalecimiento global: educación para un futuro sostenible. [Propuesta redactada en ocasión de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002, en Johannesburgo. El texto fue publicado en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai del Japón, el 26 de agosto de 2002].
    • Kopenawa, Davi; A queda do céu. Palavras de um xamã Yanomami. Revista Habitus – Revista do Instituto Goiano de Pré-História e Antropologia, Goiânia, Brasil, v. 15, n. 1, pp. 159–164, 2017.
    • Labrador, Carmen. Educación para la paz y cultura de paz en documentos internacionales. Contextos Educativos. Revista De Educación, 2013, pp. 45–68.
    • Makiguchi, Tsunesaburo. Educación para una vida creativa: Ideas y propuestas de Tsunesaburo Makiguchi. (D. M. Bethel, Trad.). Editorial UFLO, 1999.
    • Toda, Josei. Declaración para la abolición de las armas nucleares. 1957. 
    • Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, A/RES/2373(XXII)Organización de las Naciones Unidas (ONU).. Aprobada por la Asamblea General el 12 de junio de 1968
    • UNESCO. Recomendación sobre la Educación para la Paz y los Derechos Humanos, la Comprensión Internacional, la Cooperación, las Libertades Fundamentales, la Ciudadanía Mundial y el Desarrollo Sostenible, UNESCO, Parìs, 20/11/23.
    • Viveiros de castro, Eduardo.  Os pronomes cosmológicos e o perspectivismo ameríndio. Mana, n.2, v.2, 1996, pp. 115-144.
    • Voss, Rita Ribeiro. A pedagogía da felicidade de Makiguti. Papirus, Coleção Papirus Educação, 2013.
    • Zaragoza, Federico Mayor. La Educación para Aprender a Vivir Juntos y Educación para la Paz: Experiencias locales, reflexiones globales. Perspectivas, vol. XXXII, n° 1, marzo 2002. Revista trimestral de educación comparada. 2017. V.15, n.1, pp. 159–164.
    • Obras referenciadas:
      • Galeria Jaider Esbell: http://www.jaideresbell.com.br/
      • Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Colección online: Jaider Esbell, disponible en: https://coleccion.malba.org.ar/sin-titulo-71/
      • Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Exposición Travesía, de Liliana Porter,  2025, disponible en: https://www.malba.org.ar/evento/liliana-porter-travesia/